El no era general, tampoco era sargento. De hecho él no era nadie en ese gran ejercito. Sólo un soldado raso mas que debía cumplir las ordenes de los que estaban por encima de él, sin tener el mas mínimo derecho a cuestionar si eran correctas, si eran justas o a quién le iba a tocar pagar las consecuencias de lo que, muy posiblemente, sea el peor error cometido en el campo de batalla.
Nadie sabía quien era, de donde venía, lo que querría hacer al acabar esta maldita guerra sin sentido....como todas las demás guerras en las que la familia del hombre desconocido había participado a lo largo, de la historia algo que no sabía nadie, excepto él.
Cuando alguien se llenaba de valor y se acercaba a preguntarle acerca de su identidad y de su historia siempre contestaba lo mismo:
"No soy nadie. Sólo un hombre al que la suerte hirió como nada más hieren las fieras: Con las garras y de una forma salvaje y cruel. Tan grandes y tan profundas son mis heridas, que estoy aquí para cumplir mi destino y unirme a ella"
Cierto día la batalla comenzó a ponerse más dura, el fuego enemigo se volvió más ardiente y la batalla se hizo mucho más fiera que de costumbre. Ese día, alguien del pelotón descubrió que faltaba la bandera.
Todos repetian las mismas palabras "traición", "deshonor", "vergüenza para el que la robó"... pero nadie sabia que hacer debido al ardor del fuego enemigo.
El soldado desconocido no tenía el permiso de sus superiores más directos. Tampoco contaba con él. Pero aun así no se lo pensó demasiado. Sabía que al volver con su pelotón, si es que acaso volvía, le esperaría un sanción disciplinaria por imprudente y temerario.
Eso tampoco le importó. Él era un legionario y al alistarse se juró que, pasase lo que pasase, él daría su vida con honor. Y eso es lo que hizo.
Salió al campo de batalla, se infiltro en las lineas enemigas, sin que ninguno se diera cuenta y tomó la bandera del país al cual servía. Cuando estaba casi llegando a las trincheras de su bando, una bala del enemigo le hirió hasta cadí matarlo.
Sus compañeros de legión lo vieron todo desde las trincheras y sin pensarselo dos veces, siguieron el ejemplo de su "hermano" y salieron a buscar el cuerpo sin vida del osado que recuperó la bandera a la que todos ellos servían.
Cuando estaban preparandolo para darle sepultura con honores entre sus ropas hallaron una carta y la fotografía de una mujer. La iba dirigida a una tal Amelia por lo que supieron que la belleza de la foto era Amelía.
La carta decía "Si Dios te llama, pide un puesto para mí, porque pronto iré junto a ti. Porque por estar a tu lado, por volver a verte, mi más leal compañera, busqué a quien te alejó de mi lado, le abracé muy fuerte e hice de su amor, mi bandera"
#challenge30days #30dayswriter
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