sábado, 6 de abril de 2019

Ragnarok



No quedaba nada. No quedaba nadie. Esta última guerra ha sido terrible y devastadora.
Cruel hasta el extremo.


Nada se salvó. Ni creencias políticas, ni ideales, ni fe religiosa.. ¡Nada!  
¡ Ya no hay absolutamente nada!


Tampoco queda nadie que quiera intentar salvar lo poco que quede de este mundo que, ahora,
está reducido a cenizas oscuras y un ligero humo verde fosforito que inunda el aire para recordar
a los pocos mortales que aun estamos con vida el precio que debemos pagar por haber ignorado
las advertencias de la Madre Naturaleza.


Fueron años en los que ella, a su manera especial y silenciosa, nos avisó de las consecuencias
fatales que tendrían los actos egoístas de nuestros lideres. ¿Porque nadie la escucho?
¿Porque nadie hizo nada para evitar lo que los antiguos vikingos llamaban "Ragnarok"?
Tal parece que tenían razón. Todo está perdido.


Familias con siglos y siglos de antigüedad, amigos de infancia,...


Ya solamente quedamos aquéllos a los que nadie veía, que jamás eran escuchados. Aquellos que
siempre  carecimos de todo valor por no tener un apellido de prestigio, una familia de rancio abolengo
o, incluso, un nombre importante.


De hecho, ninguno de los que quedamos  tenemos un nombre de nacimiento. Al menos no uno
aportado por aquellos que nos trajeron a este mundo. Aunque, para ser honesta, más que traernos
al mundo, nos lanzaron a él como se solía lanzar comida a los animales de los zoológicos, cuando
todavía quedaba alguno. Con violencia y desde bien lejos, para que los asistentes no se asustasen
de lo que había pasado encerrado en aquellas jaulas.


Sé que lo que digo es cruel pero no es otra cosa más que la verdad. Como ejemplo estoy yo.
Mis progenitores no sé quienes sean. Tampoco sé si tengo hermanos, hermanos, primos...


Me llaman Opalo,  por el color de mi cabello y mis ojos. Tengo, según mis cuentas, en torno a los
28 años y vivo en el bosque de los desamparados, desde prácticamente,... creo que desde que
tengo uso de razón.


Mi labor aquí consiste en enseñar a los más pequeños. Les enseño a leer, a cazar, a distinguir una
hierba buena de una que puede ser venenosa..


También cuido de ellos, al punto que todos ellos me llaman "madre", "nana"... o cosas similares.
No me importa. Algunos llegan a este lugar siendo unos recién nacidos. Otros llegan al mundo aquí,
en medio de la naturaleza.

#30dayswriter #challenge30days

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