Un Día De Circo

Todo está preparado, todas las entradas han sido vendidas y,  como es costumbre, todos hemos rezado la oración de costumbre para que todo salga bien durante la función.

De pronto las luces se apagan, el director de pista sale. Las luces se encienden y aparece él, con la misma sonrisa estúpida de siempre, y comienza a darles la bienvenida a los asistentes con un discurso que todavía no tengo idea de cómo  narices no aburre al publico. Bueno... si que lo sé. Ellos no lo conocen, no pasan horas y horas conviviendo con ese idiota y tampoco deben escuchar los mismos chistes malos que cuenta cada bendita temporada. 

Poco a poco todos vamos pasando a la pista. Empieza la función. La primera en salir es la amazona acróbata. Su número es la sensación, no hay para que negarlo. Sobre todo entre los jóvenes varones del público que se la quedan mirando cual gatos frente a un escaparate de una pescadería. Pero que se le va a hacer. Otra vez habrá, esta noche, varios imberbes que tendrán sueños mucho más que húmedos con la hija del dueño del circo.

Después de los payasos exodermicos, tan divertidos y memorables como siempre, llega mi turno. Lamentablemente, no puedo salir sola. Debo esperar a Adrian. ¿Quien es Adrian? Pues ni más ni menos que el idiota con el que mi padre quiere  que me case al acabar la temporada. 

¿Y donde está mi "prometido"? Mira,  eso es lo mismo que me estoy preguntando yo ahora mismo y desde hace una media hora. Quién sabe. Quizás está entre las piernas de la cajera, o quizás puede que ahora mismo esté dándose un "homenaje" con Lidia, la azafata de sonrisa galáctica. 

Pero que sé  yo. Esto es un circo estelar. Es decir, un circo de la tierra pero que viaja entre constelaciones. Resulta asombroso saber en cuantos planetas del universo hace ilusión ver a un inútil como mi "prometido " lanzar cuchillos de acero marciano  a una mujer,  en este caso una servidora, mientras esta se encuentra incapacitada para defenderse.

Por favor, no pregunten acerca de cómo y porqué acepté como Adrian que un inútil me "silvee". Ni yo misma lo sé. Cosas de mi padre. 

Pasa el tiempo y Adrián sigue sin aparecer. El jefe de pista se ve obligado a pasar al siguiente número. El domador de leones venusianos. Son como los leones de la tierra, pero un poquito más grandes y más fieros. Quizás se deba al hecho de que todos son hembras.

¡Jajaja, que sorpresa!  Todo me lo esperaba menos esto. Adrián, el hombre con el que me tengo que casar aunque no quiera, se encuentra en el centro de la jaula de los leones, medio vestido y con no pocas magulladuras en la parte de su cuerpo que no está cubierta con ropa. 

Para  ser honesta la única ropa que lleva puesta es unos ridículos calzoncillos con figuras de un dibujo animado que es, según parece, muy popular en esta constelación. 

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La Batalla Y El Novio De La Muerte

El no era general,  tampoco era sargento. De hecho él no era nadie en ese gran ejercito. Sólo un soldado raso mas que debía cumplir las ordenes de los que estaban por encima de él, sin tener el mas mínimo derecho a cuestionar si eran correctas,  si eran justas o a quién le iba a tocar pagar las consecuencias de lo que,  muy posiblemente, sea el peor error cometido en el campo de batalla. 

Nadie sabía quien era, de donde venía, lo que querría hacer al acabar esta maldita guerra sin sentido....como todas las demás guerras en las que la familia del hombre desconocido  había participado  a lo largo, de la historia algo que no sabía nadie, excepto él.

Cuando alguien se llenaba de valor y se acercaba a preguntarle acerca de su identidad y de su historia siempre contestaba lo mismo:

"No soy nadie. Sólo un hombre al que la suerte hirió como nada más hieren las fieras: Con las garras y de una forma salvaje y cruel. Tan grandes y tan profundas son  mis heridas,  que estoy aquí para cumplir mi destino y unirme a ella"

Cierto día la batalla comenzó a ponerse más dura,  el fuego enemigo se volvió más ardiente y la batalla se hizo mucho más fiera que de costumbre. Ese día, alguien del pelotón descubrió que faltaba la bandera. 

Todos repetian las mismas palabras "traición",  "deshonor",  "vergüenza para  el que la robó"... pero nadie sabia que hacer debido al ardor del fuego enemigo.

El soldado desconocido no tenía el permiso de sus superiores más directos. Tampoco contaba con él. Pero aun así no se lo pensó demasiado. Sabía que al volver con su pelotón, si es que acaso volvía, le esperaría un sanción disciplinaria por imprudente y temerario.

Eso tampoco le importó. Él era un legionario y al alistarse se juró que,  pasase  lo que pasase, él daría su vida con honor. Y eso es lo que hizo. 

Salió al campo de batalla,  se infiltro en las lineas enemigas,  sin que ninguno se diera cuenta y tomó la bandera del país al cual servía. Cuando estaba casi  llegando a las trincheras de su bando, una bala del enemigo le hirió hasta cadí matarlo.

Sus compañeros de legión lo vieron todo desde las  trincheras y sin pensarselo dos veces, siguieron el ejemplo de su "hermano" y salieron a buscar el cuerpo sin vida del osado que recuperó la bandera a la que todos ellos servían. 

Cuando estaban preparandolo para darle sepultura con honores entre sus ropas hallaron una carta y la fotografía de una mujer.  La iba dirigida a una tal Amelia por lo que supieron que la belleza de la foto era Amelía. 

La carta decía "Si Dios te llama,  pide un puesto para mí, porque pronto iré junto a ti.  Porque por estar a tu lado, por volver a verte,  mi más leal compañera, busqué a quien te alejó de mi lado, le abracé muy fuerte e hice de su amor,  mi bandera"

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El Dragón De Los Amantes

Romeo era un  adolescente como otro cualquiera cuando se levantó aquella mañana. La chica de la que creía estar enamorado no lo miraba ... pero  Romeo no se quejaba,  pues sabia que tenía buenos amigos. Amigos de esos que duran toda la vida.

Aquella mañana,  cuando salió a dar un paseo por el bosque, como hacia cada mañana, el joven notó un aroma extraño en el aire del amanecer. Como si fuese el presagio de algún evento que estuviese por llegar.

Lo que más extraño le resulto fue ver a una cría de dragón en el centro del claro en el cuál él siempre se sienta a pensar mientras contempla  el amanecer.

-No temas, joven hechicero. La joven cuyos pensamientos te traen hasta este lugar,  no está destinada a ser para ti-dice mientras Romeo se acerca a ella de forma lenta y calmada.

-¿Quien eres? ¿Como es posible que sepas tanto? -pregunta el joven entre desconfiado y temeroso.

-Eso... depende. Unos me llaman "Destino"... ,  otros me dicen "Amenaza Invisible " o "Monstruo Impío"... En cuanto a cómo es posible que sepa tanto... eso se debe a que soy un dragón, por sino te has fijado bien en mis alas y mi cola-dice esto ultimo a la vez que despliega  sus alas y se da la vuelta para mostrar su cola.

-¿Y lo de llamarme joven hechicero?

El dragón se ríe y contesta:

-Es difícil no conocer a ti familia,  si tenemos en cuenta que muchos de tus parientes dan caza a los mios. Creeme, joven hechicero. En toda esta región sólo existe una familia tan grande y con la misma idea acerca de tener el cazar dragones como deber familiar.

Cuando aún están conversando se oye de fondo una voz femenina.

-¡Pequeño dragón! ¿dónde estás? ¡Traigo algo para ti!. ¡Es comida!

-¿Quien es esa dulce voz que te llama? -pregunta curioso el joven Romeo.

-Es alguien a quien conocerás esta noche en la fiesta a la que tus amigos planean llevarte para tratar de subirte el ánimo y sacarte de tu depresión. Jajaja-se ríe el pequeño dragón -Antes de que tu mente fogosa comience a especular acerca de la joven que me anda buscando te diré que se trata de  alguien que va a cambiar tu vida. Los tuyos se están preguntando acerca del paradero del joven Romeo.

Dicho esto el dragón se dirigió hacia la voz que lo llamaba mientras el joven decidía retirarse,  al ver que el dragón no estaba dispuesto a contestar ninguna mas de sus preguntas.

Al llegar la noche Romeo fue con sus amigos a la fiesta de los Capulet, pese a ser rivales de los Montechi.

Cuando la noche estaba en su momento de mas esplendor,  Romeo puso sus ojos sobre una joven hada que se encontraba bailando con alguien con aspecto de elfo.

Al verla,  por fin,  liberada de su acompañante Romeo se acerco a ella,  la tomó de la mano y derramó  palabras dulces en el oído de la bella joven.

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El Castillo Negro(versión y parte futura novela)

Hypatia no sabía como se había visto envuelta en este lío. De la noche a la mañana se ha encontrado con que tiene que cruzar el Bosque Del Tremere, entrar en el castillo Black-Noir y regresar al pueblo llevando consigo pruebas de tal hazaña. 

Las pruebas consistian en:
- Una planta  que sólo crece en ese bendito bosque
- Un objeto del  castillo, mas concretamente,  un objeto del dueño y habitante de ese castillo.

Bueno, si que lo sabe, pero por eso se encuentra allí. Porque el responsable de tal canallada la ha extorsionado con contarles a sus padres no se que mentira acerca de algo que ella no ha hecho,  o algo similar, y como siempre le creen a él, sin importar lo que haga o diga ella para que defenderse, pues...

El caso  es que está cruzando ese bosque con sus sombras por culpa de él. De su hermano, el señor don "yo-soy-mejor-que-tu"

La joven mira a su alrededor buscando la prueba número 1, que va a impedir que Tirion se lleve una soberana paliza por parte de sus amigos de juerga.

-Vamos - se dijo a si misma- tampoco debe ser tan complicado encontrar una planta que sólo crezca en el Bosque Del Tremere. Vamos a ver... Ya la encontré - dice cuando ve frente a sí una hora y especie de ibisco multicolor - Una rosa del Tremere. Cualquier persona que la vea sabrá que sólo crece en este bosque. Si no me estoy equivocando, ya tengo la prueba número 1 de mi presencia aquí.

Prosigue su camino sin pensar en la oscuridad que reina  en el ambiente, o en los aullidos de los lobos que parecen encontrarse cada vez más cerca,  o en las nubes que, pese a estar en el cielo, tapan la luna y le dan al lugar un aspecto de mas oscuridad del que ya tiene gracias sus arboles,  su aire  y su tierra.

Pasadas unas horas logra salir del bosque y se encuentra de frente con Black-Noir. El castillo,  que tiene fama de estar embrujado, se ve con mas oscuridad y da mas sensación de terror que el bosque del cual acaba de salir, pero aun así camina hasta él.

-Todo sea por evitar que a mi hermano le den una golpiza. Debo darme prisa- dice mientras el entorno a su alrededor comienza a ponerse gris.

El frío que sentía cuando se encontraba dentro del bosque se acaba de recrudecer cuando apenas puso un pie sobre el puente levadizo que, misteriosamente,  se encuentra dispuesto y preparado para ayudarla a cruzar el camino que se encuentra bloqueado por un pozo.

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Las 3 Princesas (mi versión)

Hace mucho tiempo, cuando los musulmanes aún dominaban Al-Ándalus, vivía en la Alhambra un rey de nombre Mohammed, al que sus súbditos conocían como Al-Hayzari, es decir, “el Zurdo”.

Decían que no era muy diestro gobernando pues tres veces perdió el trono, aunque tres veces lo recuperó. Un día que paseaba a caballo por Sierra Elvira vio a un grupo de soldados que venían de hacer una incursión en tierras cristianas. Entre los muchos rehenes que habían tomado se encontraba una hermosa joven que lloraba desesperadamente y su anciana ama. Nada más verla, el monarca quedó prendado de ella y ordenó que le fuese entregada para llevarla a su harén.

La llevó a la Alhambra y allí tras convencer a la nodriza de que hablase con la mujer, consiguió casarse con ella, a pesar de saber que su propuesta había  sido rechazada tres veces por la mujer.  Ambas se convirtieron al islam y cambiaron sus nombres, pero sólo uno se recuerda, el de la nodriza, que pasó a llamarse Kadiga. A los pocos años, la real pareja tuvo descendencia y de un mismo parto nacieron tres hermosas niñas: Zaida, Zoraida y Zorahaida.

Como era costumbre entre los árabes, el monarca mandó consultar a sus astrólogos, que pidieron al rey que tuviese cuidado cuando sus hijas alcanzasen la edad casadera… Tras aquel nacimiento la reina murió y su padre decidió enviarlas al castillo de Salobreña, donde quedaron a cargo de la discreta Kadiga.

Zaida, la mayor, era la más atrevida; Zoraida, la mediana, era la más hermosa; y Zorahaida, la más pequeña, era la más sensible y tímida.

Un día, mientras la mayor estaba mirando el mar por una ventana, llegó un barco de soldados que traía consigo a tres gallardos caballeros cristianos. Las jóvenes princesas se enamoraron al instante y su ánimo cambió por completo…

El monarca decidió que ya era hora de que sus hijas volvieran a su lado. Poco antes de llegar a Granada, el cortejo se encontró con unos soldados que llevaban de rehenes a los tres jóvenes cristianos. Todos se arrodillaron ante la presencia de su señor excepto los jóvenes guerreros, que estuvieron a punto de sufrir la muerte a manos del rey… hasta que sus hijas le convencieron de que cambiase su muerte por unos trabajos forzados cerca de la Alhambra.

Una vez en el palacio, el estado de las jóvenes empezó a empeorar con rapidez. Kadiga, conocedora de lo que les ocurría, tuvo una idea: marchó a donde estaban trabajando los jóvenes y convenció a Hussein Baba, su vigilante, de que les pusiera a trabajar cerca de la torre de las princesas. A partir de entonces su ánimo volvió a cambiar y estuvieron felices mucho tiempo… hasta que un día los caballeros no acudieron al trabajo.

Kadiga anunció a las princesas que habían sido rescatados por sus familias y regresado a su tierra. Unos días después, la anciana se presentó de nuevo en los aposentos de las princesas: había tenido un encuentro con los jóvenes cristianos en el que la ofrecían huir a ella y a sus tres enamoradas a la tierra de sus padres para casarse allí. Las jóvenes no lo dudaron ni un instante y convencieron a Kadiga, al principio reacia, para que las acompañase. También se unió a la huida Hussein Baba, pues era cristiano de nacimiento y quería volver a su tierra natal.

Unas noches después ,  al ver que los tres cristianos no acudieron a su cita bajo el balcón,  las tres princesas  decidieron  que , con ellos o sin ellos,  ellas escaparian de igual manera . Éstas tiraron una escala para bajar: pronto estuvieron en tierra Zaida y Zoraida. Y así llegó el turno de Zorahaida, que,  tras unos instantes de duda al pensar en cómo se sentiría su padre, recordó que,  de quedarse,  terminaría casada con un anciano, no se lo pensó más y decidió seguir a sus hermanas hacia una vida de libertad en la que podrían ser ellas mismas, sin miedos a represalias, juicios de valor y una falsa moral que en nada favorecia a la mujer.

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La Mejor Juerga(ficción)

Para una persona tan tranquila y hogareña como yo,  es complicado hablar de un tema como es este: ¿Cual fue el día en que te pegaste tu mejor juerga?

Supongo que podría hablar de una salida nocturna muy "girls night out " a una discoteca muy conocida en la ciudad donde vivo. Fue hace algún tiempo pero para alguien como yo puede considerarse "el desfase padre ".

Todo comenzó bien, con una salida a un bar de tapas,  lo que significa muchas bromas, muchos chistes,  algunos bastante malos, y  platos mas o menos llenos regados con cervezas que vienen y van.
Lo interesante llegó cuando una de las chicas dijo :

-¿Y porqué no vamos a la mejor discoteca de la ciudad?

Todas aceptaron el plan y yo,  para no hacer "mal tercio ", acepté también. Pensé "total,  ¿que de malo puede pasar? ", pero que equivocada estaba.

Dejad que me explique. Nada más entrar la fauna masculina del local se dividia  en "pulpos" ( tios que se agarran a cualquier cosa con pechos), "gorilas"( tipos que cuando han bebido demasiado hacen salvajada y media hasta que el dueño del local llama a la policía) y "vampiros"(aquellos que se sientan en los rincones mas oscuros, pasando de todo y de todos y esperando ver que chica termina lo bastante ebria como para sentarse junto a ellos)

Por ese lado no hubo ningún problema. El problema llegó cuando vimos entrar por la puerta del local al novio de una de las chicas que iban en mi grupo.

El tipo era muy celoso y,  lamentablemente, cuando estabamos todas en la pista bailando, vio a un "pulpo" colgadisimo del cuello de su chica... y para que mentir, todas teníamos a uno de esos colgados de nuestro cuello, nuestra cintura, nuestras caderas...

El caso es que es fácil imaginarse la forma en que terminó la noche... Y el dónde también.

A pesar de todo creo que fue una gran noche y una buena juerga.

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La Asamblea De Los Gatos

Había una vez una asamblea de gatos reunidos en un callejón cercano a una de sus pizzerias favoritas.
Todos llevaban un cascabel atado al cuello con un lazo.

Tras mucho debatir descubrieron que en las casas de todos ellos se había celebrado una asamblea como la que se estaba celebrando en esos instantes y que, en todas esas asambleas, había participado un ratón que había estado presente en todas ellas,  razón por la que decidieron que era de necesidad cazarlo.

De pronto el gato de más edad, tras haber escuchado todos los argumentos y todas las razones de sus compañeros de asamblea,  dijo:

-Caballeros, el ratón del que estamos hablando es sin lugar a dudas,  tan viejo y tan sabio como yo,  por esto es que me siento obligado a hacer esta pregunta : ¿Quien dará caza a ese ratón?

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